miércoles, 21 de mayo de 2008

1- Vidas tranquilitas: Chris Stevens

Hay nueve meses en mi vida que me gustaría borrar. Como cualquier persona, no siempre tomo las decisiones correctas, en muchas me equivoco. Pero no suele ser grave, casi siempre son cagadas que hasta la fecha he podido solucionar.
Hablo, claro está, de decisiones vitales. Esas que provocan que tu vida tome un rumbo en una dirección u otra.
En ocasiones te permites distanciarte un poco de tu propia vida. Tomar un respiro. Tomar perspectiva. Volver la vista hacia atrás y recapacitar si estás a gusto con lo que has hecho. Sea cual sea la respuesta, una vez en este punto, no puedes evitar preguntarte qué hubiese pasado si en vez de Pepsi hubieses elegido Coca Cola.
Algunas malas decisiones no he podido solucionarlas. Una de ellas me llevó a pasar los peores nueve meses de mi vida. Una etapa de pura caída. Ojalá nunca hubiese ocurrido. Sé que en cuanto a malas rachas, todo es manifiestamente empeorable. No he llegado a los extremos de Kurt Cobain. Pero si me diesen a elegir darle al “Delete”, eliminaría sin duda esos nueve meses.
En ocasiones me he cruzado con el típico tipo que me asegura orgulloso que si hubiese vuelto a nacer, volvería a tomar exactamente las mismas decisiones que ha tomado hasta la fecha. Pues bien, ese tío miente o es gilipollas. Así de clarito.
Suerte que existen némesis a estas malas rachas. Aunque no sé por qué ley divina no tienen categorías de rachas, etapas o tramos. En fin, periodos consistentes de tiempo; sino como dice un amigo mío, son “Momentos de felicidad”.
Y esos momentos, cuando los tienes, son oro puro.

Algunos de esos momentos los tuve un Verano de mi Instituto. Recuerdo que tuve la suerte de no tener que estudiar para Septiembre. Estaba todo el día haciendo el gamba para arriba y para abajo con una tuneada “Harley AL” roja. Por la noche, entre semana, volvía a la una o las dos a casa y me sentaba junto a mi hermano a ver la tele. Recuerdo que hablábamos de todo y llegábamos a descojonarnos hasta que nos faltaba la respiración. Teníamos que contenernos para no despertar a nuestros padres.
Pues bien, recuerdo que en aquellos “Momentos” siempre poníamos una serie que nos gustaba a los dos: “Doctor en Alaska”, posiblemente la mejor serie (y con esto señalo que es la nº 1) que jamás he visto por televisión. Parecía que los guionistas fuesen poetas. Una serie para comprar y verla una y otra vez hasta fundir los CDs.
Uno de los personajes de aquella serie era Chris Stevens. El locutor de la única radio del pueblo Cicely.. Era el gurú del pueblo, el maestro de ceremonias, el guía moral de los personajes. Tenía los mejores diálogos de la serie, y los mejores monólogos frente a su micro estilo retro en la pequeña habitación de la RKBHRs (Radio K-Oso)

Durante esos nueve meses recordaba aquellos momentos con mi hermano y los monólogos del locutor. Eran inyecciones al corazón estilo Pulp Fiction.
Si podéis y os da la gana, clickad el link que he puesto al final del post, es uno de los únicos 3 videos que podéis obtener de este tipo en Youtube.


Vended vuestro pelo a la industria de moños de fallera y compraos la serie completa. Merece la pena.

1 comentario:

blanca dijo...

Yo también veía Doctor en Alaska con mis hermanos mayores y era casi un ritual. En realidad yo era muy pequeña y me tenían que estar explicando las coñas cada dos por tres, pero también pienso que es una de las mejores series que existen.
Pues eso.